¿Alguna vez has pensado en cuánto te afecta el mundo que te rodea y en lo que has estado haciendo y permitiendo que te hagan?
Puede parecer poco o incluso insignificante, pero la forma en que nos tratamos dice mucho sobre cómo nos sentimos con los demás.
¿Permites que otros perturben tu paz? ¿Les otorgas el poder de robar tu alegría y decirte quién eres y cómo debes actuar?
Al principio, puedes responder que no, pero a veces concedemos ese poder a los demás sin siquiera ser conscientes de ello, y cuando nos damos cuenta, ya estamos contaminados con lo que otros nos han hecho y con lo que nosotros mismos nos hemos hecho.
Somos nuestros peores verdugos, decimos y pensamos cosas sobre nosotros mismos que otras personas ni siquiera pensarían o dirían.
Y eso es triste, porque si ni siquiera nosotros mismos nos miramos con cariño y apreciamos lo que tenemos de bueno, y mejoramos lo que puede ser mejorado, ¿quién lo hará por nosotros? Nadie, ¿verdad?
Y algunas actitudes revelan cuánto nos estamos maltratando y privando de tener una vida más feliz y saludable, porque desde el momento en que comienzas a amarte más a ti mismo, los demás serán simplemente los demás, y lo que venga de bueno de ellos será un reflejo de tu amor propio, porque no se puede amar a alguien sin amarse a uno mismo primero. Observa algunas de estas actitudes.
1- Ser crítico contigo mismo
Somos nuestros mayores críticos, y eso es muy perjudicial porque nos desvalorizamos, como si nada de lo que hiciéramos fuera lo suficientemente bueno, así que sé más amable contigo mismo y no te critiques tanto.
2- Ser pesimista
Ser pesimista nos impide hacer muchas cosas en la vida, ya que siempre vamos a poner esa energía negativa en los planes y realmente no saldrán bien. Por eso, mantente positivo incluso en situaciones que parecen no tener solución.
3- Crear muchas expectativas
Crear expectativas es algo natural en cualquier ser humano, ya que es prácticamente imposible no hacerlo, pero siempre trata de mantenerte con los pies en la realidad, no te ilusiones porque de ahí viene la frustración.
Crear expectativas genera ansiedad porque te preocupas por el futuro y por lo que aún no ha sucedido. Comprende que no puedes controlarlo todo, vive el hoy y el ahora, sin preocuparte por el mañana.
4- Rendirse antes de intentar
Si no lo intentas, nunca sabrás si funcionará. Se aprende cometiendo errores, y peor que no intentarlo es vivir con la duda de «¿y si lo hubiera intentado?»
5- Ofenderse fácilmente
Sé que a veces parece difícil no ofenderse por algunas cosas, pero intenta ignorar y simplemente dar la espalda a tu ofensor. No permitas que nadie te menosprecie ni te robe la paz.