Ya pasó la mitad del año, y pronto llegará a su fin. Te detienes a leer esa lista de metas que escribiste al principio del año y ves que muchas no se cumplieron, y otras ni siquiera recuerdas haber escrito.
Sí, esto no solo te sucede a ti, también a la mayoría de las personas que hacen sus listas de metas cada año.
Entonces surge la pregunta: ¿Por qué mi vida no avanza?
Y las respuestas son diversas. Una de ellas es que las personas en general tienen dificultades para mantener el enfoque durante mucho tiempo, por lo tanto, muchos abandonan sus metas antes de que termine el año. Otro motivo puede ser que estás estableciendo metas demasiado ambiciosas y difíciles de cumplir.
Por ejemplo, en tu lista te propusiste ponerte en forma y estableciste como meta ir al gimnasio todos los días. Logras ir la primera semana, pero en la segunda ya faltas algunos días, y cuando te das cuenta, ya no estás yendo en absoluto.
¿Pero por qué sucede esto? Como se mencionó antes, tu meta fue demasiado ambiciosa para alguien que no tenía el hábito de ir al gimnasio, por lo tanto, no dura mucho, solo hay entusiasmo al principio.
«Entonces, ¿cómo puedo mantener mi meta y no rendirme?» Puedes estar preguntándote esto, ¿verdad? Es simple, comienza estableciendo metas pequeñas, fáciles de alcanzar.
En lugar de comprometerte a ir al gimnasio, estudiar, o cualquier otra cosa que sea tu meta, todos los días, comienza yendo 2 o 3 veces por semana, y ve aumentando gradualmente hasta que se convierta en un hábito.
«Las grandes cosas tienen pequeños comienzos.»
– Prometheus
Siguiendo este sencillo paso, ya no te sentirás frustrado por renunciar a tus metas; al contrario, será aún más fácil cumplirlas, ya que empezarás dentro de tus posibilidades, sin exigirte tanto.
Resumiendo:
1- Comienza con metas pequeñas.
2- Aumenta gradualmente.
3- Sé constante.
4- Conoce tus límites.
5- Cree en ti mismo.
6- No te rindas.
Espero que este post te haya ayudado de alguna manera. No dudes en compartirlo con tus amigos, ¡hasta la próxima publicación!